España recurre a las centrales de gas más caras para reforzar la red tras un apagón nacional

España ha incrementado la producción de electricidad a partir de centrales térmicas de gas, a pesar de su mayor coste, como medida para reforzar la estabilidad de la red tras un apagón generalizado que puso en evidencia los desafíos de una alta dependencia de las energías renovables.

Según los datos proporcionados por el operador del sistema eléctrico, Red Eléctrica, la generación con turbinas de ciclo combinado —una tecnología más estable en comparación con la solar— aumentó un 37% en las dos semanas posteriores al apagón, en comparación con las dos semanas anteriores. Esto refleja un cambio notable en la estrategia energética del país para garantizar la seguridad del suministro eléctrico.

Durante este mismo periodo, la proporción media de electricidad generada a partir del gas en el mix energético nacional pasó del 12% al 18%, lo que representa un aumento considerable de su peso en la matriz energética española.

Aunque España ha sido un referente en Europa en el desarrollo de fuentes limpias como la solar y la eólica, el apagón ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de un sistema que depende cada vez más de energías intermitentes. En momentos de baja producción renovable o de elevada demanda, la falta de respaldo firme puede provocar problemas de estabilidad y suministro, como ocurrió en este caso.

Las centrales de ciclo combinado, que pueden ajustarse rápidamente a las necesidades del sistema, se presentan ahora como una herramienta clave para evitar nuevas interrupciones. No obstante, su uso intensivo implica un coste superior tanto económico como ambiental, al tratarse de una fuente fósil.

Este giro temporal en la estrategia energética ha generado debate entre los expertos y en el sector energético. Mientras algunos lo consideran una medida necesaria para asegurar la fiabilidad del sistema, otros advierten de los riesgos de dar pasos atrás en los compromisos climáticos del país.

El gobierno y los operadores energéticos se enfrentan ahora al reto de encontrar un equilibrio entre la transición hacia un sistema 100% renovable y la necesidad de mantener la estabilidad de la red. Este episodio podría acelerar inversiones en tecnologías de almacenamiento de energía, gestión de la demanda y refuerzo de las infraestructuras eléctricas.

A medida que España continúa avanzando hacia sus objetivos climáticos, la gestión eficaz de la variabilidad de las renovables se perfila como una prioridad ineludible para evitar que se repitan fallos como el reciente apagón.