España ha vuelto a consolidar su posición como una de las principales potencias turísticas del mundo, registrando un verano histórico en 2025. Durante los meses clave de julio y agosto, el país ha recibido la cifra récord de 22,3 millones de turistas extranjeros, un dato que no solo supera las marcas anteriores, sino que encamina al sector hacia otro año de números sin precedentes. Este extraordinario influjo de visitantes, liderado principalmente por británicos, franceses y alemanes, subraya el atractivo inagotable de las playas, la cultura y la gastronomía españolas.
Las cifras de un verano histórico
Según los datos publicados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), solo en el mes de agosto llegaron a España 11,3 millones de turistas internacionales. Esta cifra representa un aumento del 2,9 % con respecto al mismo mes de 2024. A este dato se suman los 11 millones de visitantes registrados en julio, que ya supusieron un incremento interanual del 1,6 %.
En conjunto, los 22,3 millones de turistas recibidos durante los dos meses centrales del verano pulverizaron la marca anterior de 21,8 millones, establecida en 2024, año que cerró con un total de 94 millones de visitantes. La tendencia al alza se mantiene firme: en los primeros ocho meses de 2025, España ya ha acogido a casi 66,8 millones de turistas extranjeros, superando en un 3,9 % las cifras del mismo periodo del año pasado.
Un motor clave para la economía española
El turismo sigue siendo un pilar fundamental para la economía española, una de las economías avanzadas de más rápido crecimiento. El dinamismo del sector ha sido un factor determinante en la reciente revisión al alza del crecimiento del PIB para este año, situado en el 3,5 %. La industria turística no solo impulsa la hostelería y los servicios, sino que también contribuye de manera decisiva a la creación de empleo y al desarrollo económico tanto en zonas urbanas como rurales, demostrando ser crucial en la sólida recuperación post-pandemia.
La otra cara del éxito: la masificación turística
Sin embargo, este auge turístico no está exento de desafíos. El éxito ha traído consigo un creciente debate sobre la masificación y sus consecuencias. En algunos de los destinos más populares, como Barcelona, Málaga y los archipiélagos balear y canario, han surgido protestas ciudadanas. Los residentes locales denuncian que la afluencia masiva de visitantes está alterando la esencia de sus barrios y disparando los precios del alquiler a medida que muchas viviendas se reconvierten en lucrativos alojamientos turísticos. Este fenómeno plantea un importante reto para la gestión sostenible del modelo turístico español a largo plazo.
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